Astorga virtual. Toda la información (histórica, económica, cultural, actualidad) sobre Astorga (León-España) y sus alrededores. Astorga virtual es una Plataforma de Información Electronica ofrecida por Ediciones y Publicaciones Astorganas, SA, editora del diario local El Faro Astorgano.

Astorga en su perfil

Piedra plateada y turbulenta la de su fachada, se aquieta de sol clarísimo, que perfila pero deslumbra, en sus gágolas, en sus torres puntiagudas de cielo, en sus balaustres de puentecillos de una Venecia sin mar, en sus estatuitas de empelucados caballeros del XVIII y, en fin, en su espadaña central que, sobre la esfera del Reloj aupa a los dos muñecos (Maragata y Maragato) que cada hora, y tras la sonería gorgoteante de escalas crisalinas, se mueven isócronos, mazo en mano, y golpean con seco y recortado son, la ancha campana, dando con la hora, el ritmo de la Ciudad.

¿Es que a su compás han comenzado a bailar el minué los caballeros del Setecientos que orlan la fachada? ¿Es que todo toma de pronto el signo de una cajita de música como aquellas que hacían las delicias del Señor Marqués de Astorga cuyo antepasado, don Alvar Pérez de Ossorio entregó al municipio la bandera de Clavijo -una bandera por un marquesado que es tanto como un reino por un azor- y que aquí en el Consistorio se conserva con todas sus ancestrales prerrogativas que son muchas?

Sigue la sonería por todo lo alto ¿Estamos en Brujas, en Gante, en Malinas?

Porque desde la pista que une las carreteras generales de Galicia Asturias, la vista conjunta de la Catedral, el Palacio y las Murallas no admite parangón.

No hace mucho tiempo en este lugar, me contaba ese ejemplar jurista e impenitente viajero que es Manuel Alonso Olea, que un día pasando por aquí¡ por vez primera quedó deslumbrado por la relampagueante aparición. Detuvo el coche y tiró varias fotografías. A los pocos meses daba él un ciclo de conferencias en cierta universidad norteamericana y proyectó estas diapositivas con el título Dos mil años de Arte. Porque en efecto, aquel reducido espacio condensaba dos mil años de arquitectura, ya que de las murallas de color bronce -en parte romanas del siglo I y en parte medievales de los siglos XI y XII- emergían las torres de granito blanquísimo del Modernismo gaudiano, y todo se cobijaba en el telón de fondo -color rosado- del Gótico florido -siglo XV- la Catedral.

Y ahora el Palacio Episcopal. Cuento de hadas o sueño de Walt Disney este castillo-palacio de Gaudí, donde un día una niña, nuestra amiga, hija de un gran poeta se nos perdió buscando la habitación de Blancanieves.

Tampoco nos dejemos hipnotizar por su extraña gracia fascinante: por su pórtico de aparente equilibrio inestable, por sus increíbles estructuras de arcos hiperbólicos, de capiteles vegetalizados. Por aquí nos espera el Museo de los Caminos -síntesis del caminar español- otras de las varias atmósferas en que Astorga tiene la capacidad singularísima de sumergirnos.

En el sótano el museo epigráfico asturicense con más de cien lápidas romanas -votivas, sepulcrales, etc.- que nos hablan de procónsules, de flamines, de augures de emperadores, de esclavos manumitidos, y nos hacen palpar la idea romanizada de los caminos en esta Astúrica Augusta<D>, eje de las cinco v¡as principales del Itinerario Antonino.

Porque estamos en el Camino de los Peregrinos a Compostela que aquí¡ ante nuestros ojos se desarrolla en una increíble sucesión de imaginería (sólo en vírgenes románicas más de 30), de orfebrería, de lienzos de muebles, utensilios todos referidos al peregrinar compostelano y procedentes de pueblos del Camino Francés. Planos, estudios, copiosas colecciones documentales de las cofradías medievales.

Al salir del Palacio hemos de dar una vuelta al circuito amurallado de la Ciudad. Sobre su  ángulo sur, la corona vegetal, el remolino verde del Jardín Municipal, colgado sobre una inmensa rotonda para que ruede la vista escalonando toda una gama geológica que va desde los ubérrimos regadíos y bosques del río Tuerto, a los yermos de Maragatería.

Vieja ciudad literaria Astorga. En ella todo entre las manos se nos hace poesía. Fábula culta a la manera del Mester de Clerecía -en que escribió el astorgano Juan Lorenzo Segura-, solemne y con cierto deje galaico, como el de las Cantigas del Rey Sabio.

Por eso la profundidad de su vida interior. Por eso la nómina de sus escritores y poetas que, en proporción a sus habitantes, ninguna ciudad de España puede presentar.

Por eso la voz profética de Víctor de la Serna que en 1950 cuando nada hacía presumir esta eclosión de nueva vitalidad auguraba un resurgir de la ciudad que hoy está siendo una auténtica realidad. Por eso el gran amigo muerto, aguzando su vista de zahorí¡, titulaba un articulo suyo de esta manera: Una joven y vieja ciudad llamada Astorga. Y la descubría como sorprendente ciudad llena de una vitalidad desconocida.

Luis ALONSO LUENGO

Cronista Oficial de Astorga