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Piedras y bronces. Hombres y nombres

¡¡¡ Órdago!!!

por Martín Martínez


Envido, paso, chica, pares, veo, no, a la grande, quiero, si, todas... órdago. Éstas y muchas más son las palabras, el vocabulario, que en estas jornadas se emplea y se repite, constantemente, en los bajos de La Peseta. Jerga que ha de estar adobada con los inevitables y debidos comentarios y chascarrillos, provocadores unos, apaciguadores otros, de los protagonistas que son los jugadores del mus: los contendientes de ese singular Campeonato de mus cívico-militar que desde hace más de 33 años viene celebrándose en Astorga por las calendas de noviembre, antepuerta de la fiesta patronal del Regimiento en honor de Santa Bárbara.

Es la guerra total; en la que se desarrollan las batallas dialécticas más encarnizadas e incruentas; en la que los dos bandos, civiles y militares, presentan a revista todas sus baterías y sacan a relucir las tácticas más modernas y los sistemas más refinados para derrotar y torturar al enemigo. Eso sí, donde la única sangre que corre es la del tinto, acompañado de alguna que otra raspa de jamón, o tal cual ración de pulpo o lengua haciendo los honores a Balbi y Curro.

La lucha es enconada, sin cuartel y sin piedad para el derrotado, sarcástica y humorista, donde los perdedores, a veces, resultan vencedores en la dialéctica; y donde un lego total en el asunto, como yo, se queda ayuno y pasmado si intenta descifrar la jerigonza parlanchina, descarada y hasta deslenguada de los luchadores musísticos; y si encima no sabes ni el valor de las cartas, el desconcierto es absoluto. Sin embargo el espectáculo es entretenido, apasionante aunque se escapen las señas que con bizqueos y muecas de toda índole, muchas veces imperceptibles, se comunican entre sí.

Inteligencia, psicología y corazonada, se dijo, son las virtudes del mus; y alguien retrucaba que la cuarta, las cartas. Más yo creo que la mayor virtud del mus, y la mejor, aunque nunca seré capaz de escribir un tratado del asunto, es la convivencia, la amistad, la camaradería de militares y civiles.

Convivencia ésta que en Astorga viene de largo y si nos apuran podríamos remontarnos a la época romana en la que, demostrado está, existía entre los soldados de César y los astures romanizados. Más cercana e íntima se fraguó a partir de los años 20 de este siglo cuando la llegada a Astorga del Regimiento de Ordenes Militares, antecesor de este de Lanzacohetes. La integración de los militares en la ciudad ha sido proverbial y el recibimiento recíproco. Den ustedes si no un vistazo a los muchos matrimonios de militares, prueba irrefutable que se puede aportar a esta teoría, junto con su querencia posterior, teniéndose casi todos por astorganos de hecho y aún de derecho en muchos casos.

Esta guerra barajera ha contribuido en buena medida a estrechar esos lazos y ahí quedan nombres de uno y otro bando como Mundo, el verdadero padre de la criatura, Vecino, Tejerina, Liébana, Recaredo y tantos otros prolijo de enumerar; o alguno ya desaparecido como Alija y Benjamín. Quedan en la memoria nombres de ilustres soldados que a su paso por Astorga no se inhibieron de la participación directa o al menos de preparar una arenga, insuflada de humor, a sus filas; a vuelapluma nos llegan los nombres de los después generales Castro Sanmartín, Valverde, Barra o Serrano, los dos últimos enconados participantes y según las crónicas de boca a boca buenos museros.

Las estrategias están montadas, aunque aquí no valen ejercicios en el Teleno de los unos ni las triquiñuelas profesionales de los otros; aquí sólo vale la perspicacia, la inteligencia bien demostrada por todos, la psicología y... la suerte en el reparto de cartas; los faroles ayudan, pero ante tales aguerridos contrincantes, casi siempre se apagan.

El castigo para el pelotón de los torpes, los perdedores no será el calabozo húmedo y oscuro, sino la afrenta, dolorosa y burlona del pago de un suculento almuerzo con el que todos los gladiadores repondrán fuerzas. Y el próximo año Dios dirá.

Martín Martínez Martínez

Publicado en El Faro Astorgano en 1.995