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La Astorga taurina

por Isidro Martínez

La afición a los toros en Astorga siempre ha sido selectiva. No han abundado los aficionados, pero han sido buenos, como demuestran algunos grupos que se van, cada año, a la feria de Madrid o de Sevilla, y con mayor frecuencia a las de la capital leonesa, San Juan en el mes de junio, y San Mateo en Valladolid, a Salamanca, a....

Julio Blanco Primero, junto a Naúfer Fernández, Angel Martínez, Baltasar Carro son algunos de los nombres de un largo etcétera de aficionados a los toros que conservan en su memoria algunas de las mejores faenas de todos estos últimos años.

 

La más antigua

Dicen las crónicas que la plaza de toros de Astorga es una de las más antiguas del Noroeste español. Su andadura más cercana comenzó a principios de siglo cuando el Ayuntamiento decide construir un coso en las afueras de la ciudad, en una explanada cercana al r¡o Jerga y al camino hacia Val y Santiagomillas.

Pero los deseos no son suficientes para levantar construcciones, y los vecinos tuvieron que arrimar el hombro. Caballerías, carros y personas aportaron piedras y realizaron su colocación en los muros del coso maragato. Dicen las crónicas que una parte de las grandes piedras, pues la plaza siempre tuvo muros duraderos, procedían del palacio/castillo del Marqués de Astorga del que desgraciadamente no queda nada, a no ser los pedruscos en alguna parte del muro perimetral de la plaza.

La plaza se inauguró con un festejo y cada año, por agosto y Santa Marta, los astorganos, que habían puesto dinero y sudor personales, disfrutaron de los toros.

Pero los años treinta fueron nefastos y la guerra acabó por incrementar el deterioro de un coso que se quedó en ruinas.

En la década de los años cuarenta, un empresario conocido en su pueblo maragato y en todas partes como Cuarentavacas se hizo cargo, por concesión municipal, de la plaza de Astorga y volvió a reconstruir el coso, los muros y todas las instalaciones.

Volvieron los toros a la ciudad, los aficionados a disfrutar de una corrida, un festival cómico y una becerrada, que siempre fueron las señas de identidad del programa agosteño.

Pero el paso de los años fue minando la plaza. Cada vez era más complicado mantenerla, y en los años setenta ya era una ruina visible, que se incrementó durante los ochenta hasta parecer casi irreconocible.

Iniciativa privada

Y como siempre, en la plaza de Astorga, la iniciativa privada volvió a poner la solución y la respuesta. En este caso, 20 empresarios locales aportan dos millones por cabeza y reconstruyen totalmente el coso maragato. Respetan la anterior arquitectura y la dota de una estructura cuidada y firme.

La remodelación de la plaza se inaugura con una corrida importante, y Soteasa, que es la gestora a quien el Ayuntamiento concede la concesión por 75 años, se embarca en un programa ambicioso. No sólo corridas de toros o novillos en fechas claves del año (Semana Santa, mes de julio) sino también de espectáculos musicales, con grupos muy conocidos.

Pero el público responde de forma muy limitada. Incluso en Santa Marta y con carteles de gancho (Espartaco en dos ocasiones, El Cordobés, etc.) el graderío no se llena.

La gestión directa y la programación pasa entonces a Avelino de la Fuente y otros empresarios del mundo taurino, que cada año, en agosto, programan varios festejos, y que con subvención municipal, siempre preparan una buena corrida de ferias, en la que en los últimos años, excepto el 96, siempre ha toreado Julio Norte, el diestro astorgano en activo.

 

Cornadas históricas

En la plaza de toros de Astorga se han producido, en este ya casi un siglo de historia dos cogidas muy graves, que ya forman parte de la historia.

El primero fue Antonio Carpio, un novillero nacido en Catarroja (Valencia) que el 28 de agosto de 1996 fue cogido gravísimo por un novillo y falleció por la cornada.

En el pasado año 96 algunos familiares de Carpio conocieron la ciudad y su plaza, y recibieron el reconocimiento de los buenos aficionados astorganos.

El otro percance lo protagonizó algunos años más tarde otro novillero, Serranito, que fue corneado de gravedad por una res. Su vida se prolongó durante un mes, pero al final falleció en Madrid, de donde era natural, a consecuencia de la herida recibida.

 

Toreros maragatos

En la relación de toreros maragatos encontramos a dos diestros que tomaron la alternativa. La afición ha ido decayendo en los últimos tiempos, y tampoco esta tierra fue nunca (como todo el norte) vivero de diestros y matadores.

Avelino de la Fuente, cepedano, fue el primero en entrar en el mundo del estrellato taurino. Tomó la alternativa en el año 74, de la mano de Paquirri y Manzanares, en la plaza de León, y toreó en algunos de los cosos más importantes, como Madrid, Astorga e incluso estuvo en América.

Siempre contó con el apoyo de Dominguín, lo que le abrió bastantes puertas. En el año 85 toreaba su última corrida.

Julio Norte es el único diestro astorgano en activo. Este astorgano que siempre ha estado inclinado al mundo del toreo, se hizo en Salamanca, en donde sigue residiendo, y adonde fue con 15 años.

Creció al lado de Niño de la Capea y de Julio Robles, y su debut fue el 31 de agosto del 82 en una novillada sin picadores. Después vendría la escuela taurina de Salamanca, en donde quedó en primer lugar, y una corrida desde Alicante, transmitida por TVE, en el concurso de novilleros, en el año 85, y con triunfo rotundo.

Pero el camino es complicado, y hasta el 87 no consigue relanzar su carrera con una actuación en Madrid que le permite irse a plazas como Sevilla, Bilbao, Barcelona... Toma la alternativa en Iscar (Valladolid) actuando como padrino Julio Robles. Era el año 89 y desde entonces ha estado luchando por hacerse un lugar en este complicado mundo de los toros.

Ha estado otras veces en la plaza de Las Ventas, pero siempre con ganado muy complicado, que no le ha permitido un triunfo claro. Sin embargo, sigue pensando que en cualquier momento le puede llegar su hora.

Isidro Martínez